¿Qué pasaría si todas las mañanas nos levantamos y nos decimos que somos inteligentes, guapos, valiosos y capaces? ¿Cómo sería si nos sintiéramos todos los días con una alta autoestima? En teoría, nada malo ¿Verdad? Te contamos qué es una sana autoestima.

Si nos fijamos en los medios y lo que nos dice la gente incluso parecería que el camino al éxito es este: hablarte bonito, subir tu autoestima.

Sin embargo, a diferencia de nuestro amigo Firulais, los seres humanos llevamos una desventaja, tenemos lenguaje y con lenguaje una serie de conexiones que permiten entablar un debate sumamente fundamentado de por qué lo que nos decimospuede ser tan poco cierto.

Te pongo el siguiente ejemplo:

Karla es una chica a la que le gusta pintar. Un día al terminar un cuadro de una forma muy original, recibe la siguiente evaluación de su profesor de pintura:

“Wow Karla, qué creativa eres, tus tonos son completamente distintos al resto de la clase.”

Entonces Karla empieza a desarrollar un concepto de ella misma como “creativa” y esto sube su autoestima y aumenta su conducta de pintar. Pero supongamos que un día hace un cuadro muy artístico y profesional, aunque casi idéntico al de uno de sus compañeros. Entonces, recuerda una regla: “soy creativa cuando hago algo distinto y esto no lo es, por lo que no soy tan creativa”. Suelta su pincel.

Así de rápido, nuestro lenguaje crea reglas y explicaciones. Siempre algo en nuestra historia de aprendizaje puede hacer que nuestra voz interna rete cualquier calificación que se nos dé o nosotros mismos intentemos darnos. Si al final somos seres pensantes, con lenguaje, estamos diseñados para pensar críticamente y cuestionárnoslo todo, especialmente lo que tiene que ver con nuestra autoestima.

Cuando nos centramos en calificar o en “tener cierto autoestima” y hacemos que nuestra conducta dependa de ello, estamos tejiendo con un hilo muy delgado que se puede romper con la más mínima duda o el más mínimo fallo. Entonces nos volvemos como Karla, dejamos de pintar o de hacer lo que amamos cuando no nos sentimos aptos o cuando se rompen nuestras reglas internas.

Y si, en vez de calificarnos, bien o mal, ¿tan solo nos observamos? Quizás una autoestima sana tiene que ver con decir algo cómo: “hoy estoy sintiéndome poco creativa o me vienen ideas sobre que no pinto tan bien, las observo y continúo pintando porque pintar es importante para mí, sin importar como me califique mi voz interna.” Y es que una sana autoestima tiene que ver con valorar aquello que haces, más allá de cómo tú te ves, aceptándote tal y como eres

¿No es entonces más fácil realizar las conductas relacionadas a nuestros valores y lo que queremos, si no dependemos de una calificación y sólo observamos que llega mientras las hacemos? ¿Cuál de estas formas de actuar realmente nos mueve, como nómadas, hacia los lugares que queremos ir y cuál nos deja estáticos o colgando de un hilo?

 

Psicóloga en Madrid

Psicóloga experta en Autoestima

Psicóloga online

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