- Si en este preciso momento pudieras llevar la vida cómo quieres, ¿qué querrías?, preguntó Candela a su amiga Lola.
- Pues, mira, no tengo duda alguna, querría ser asquerosamente rica, menuda pregunta, jajaja, como todo el mundo, aunque no lo digan ¿eh?, respondió divertida Lola.
- Pero, ¿para qué? – continuó con curiosidad Candela.
- A ver, para un montón de cosas, para empezar, trabajaría sólo cuando me apeteciera, viajaría por el mundo, tendría el futuro de mis hijos asegurado y… bueno, también podría ayudar a personas que lo necesitaran más que yo, que ahora no puedo contribuir mucho… pero si fuera millonaria, eso no sería un problema, jejejejeje. Lo que no me has dicho es si ese dinero me va a durar toda la vida, pero bueno, ¿y qué hay de ti? ¿qué quieres tú?, le devolvió la pregunta a su amiga.
- Ummm, no sabría decirte, la verdad, si fuera un poquito menos ansiosa con todo y más segura, claro, creo que me dedicaría al teatro y… a lo mejor, aunque esto ya lo veo más complicado, le diría a mi crush que me gusta… a ver, no son a lo mejor objetivos tan importantes como los tuyos pero… – respondió Candela.
Este es un sencillo ejemplo de una conversación entre dos amigas. Aclarar cuál es el rumbo que quieres que lleve tu vida, es decir, cómo quieres vivir y poner tu comportamiento al servicio de eso que quieres tiene que ver con esto que llamamos “valores”. Pero ¿qué son? Pongamos un poco de luz:
Todo lo que hacemos en nuestra vida tiene un propósito, lo que hacemos no es aleatorio, sin embargo, no siempre nos comportamos eligiendo ese propósito, es decir, ¿sabemos a propósito de qué hacemos lo que hacemos? ¿para no sentir malestar como Candela? ¿o podemos guiar nuestros pasos mediante nuestras elecciones personales? ¿Puede Candela hacer teatro si, quizá conectar con otros, con ella misma, etc, fuera más valioso, más lleno de vitalidad que “quitarse la ansiedad”?
Los valores pueden confundirse fácilmente con la moral (qué es bueno, qué es malo: según las convenciones sociales), con medios como la riqueza (como Lola), objetivos o decisiones lógicas.
También podemos pensar que son decisiones o juicios: cierto es que implican hacer elecciones entre alternativas pero, a diferencia de las decisiones y juicios, se basan en la libertad (influidos por la historia personal de cada un@) y no en la coerción (los “debería”, los “tengo que”, lo que dicen los de demás, lo lógico…).
Los valores son, (¡ahora sí!) elecciones personales sobre fines deseables que se viven a través de las acciones que ponemos en marcha, una vez que hemos establecido unos objetivos conectados a ellos. Los valores nos motivan, nos mueven, nos hacen nómadas, a pesar de adversidades presentes, a pesar de las dificultades pasadas y aun cuando no conocemos qué pasará en el futuro. Para vivir una vida valiosa, vital, es necesario abrir los brazos a las experiencias (las externas y las internas): es estar dispuesto frente a querer tener las cosas bajo control. Cuanto más cerca de vivir una vida con sentido estemos, más nos acercamos a lo que tanto tememos.
Ahora, permítete hacerte algunas preguntas: ¿qué quieres que represente tu vida hoy? o dicho de otro modo: ¿cuáles serán tus guías?: ¿la creatividad, el afecto, la aventura…? ¿Qué rastro, huella, quieres dejar cuando no estés?